Cuando busco una sonrisa sincera,
una palabra justa y verdadera.
¡Te echo tanto de menos amiga mía!
Te echo de menos al segundo de irme,
al instante siguiente a mi despedida
al cerrar mi boca a veces tan fría,
al apagar mi voz y encender mi mente.
Te extraño aun teniéndote a mi lado,
extraño tus pies descalzos y fríos
en cuanto se separan de mis manos.
Cuando tus ojos ya no miran los míos,
cuando entro, cuando estoy y cuando salgo...
¡Te echo de menos! lo digo y lo escribo.
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