martes, 24 de octubre de 2006

Tu cuerpo

La intensidad de tu fragancia
embriaga mi pobre corazón,
lentamente atrapa mi razón
y retorno a mi infancia.
La juventud que tu rostro emana
contagia alegría y felicidad,
sabiendo que sin caducidad
cada pelo se volverá cana.

Tu bello cuerpo desafía
la dichosa ley de la gravedad,
que no miento preciosa mía
cuando solo digo mi verdad,
que mis manos quieren tocar
la ingravidez de tus pechos
y tumbarnos sobre el lecho
que cada noche nos hace amar.
Tus dos lunares locos comería,
perdiendo el juicio en cada bocado
no creo haberme equivocado,
cuando provoco "cierta" alegría.
Esa imperfección de tu piel,
perfecto recuerdo para mi vista,
la puso dios en el lugar aquel,
de forma un tanto anarquista.

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