Herida va de muerte
camino de su sepulcro,
ya no podrá esconderse.
Sus blancas plumas
se tiñen de roja sangre,
¿A donde irás?
En su pico no acarrea
aquella rama de olivo,
sino el arma de su ceguera.
¿Donde vas blanca paloma?
¿Acaso no quieres ya
saber nada de mi persona?
La ciega justicia se batió
en duelo cínico y mortal,
que ninguno de ellos ganó.
Los hombres, encargados
de preservar y garantizar,
esa libertad, la de todos.
Hemos fracasado al obviar
que no es una casualidad,
que alguien quiera matar.
Nuestro comportamiento
lo dirigen instintos básicos,
que no entienden de juramentos.
Levantemos todos la voz,
con un clamor unísono,
pidamos perdón.
1 comentario:
La verdad, que como te he dicho, te voy a perdonar todo esto porque merece la pena leer cada una de tus creaciones, pero... No te enseñaron que en clase hay que atender? jeje.
A mi también me ha sorprendido tu página, hay que admitirlo.
Un saludo.
(sabes quien soy) jajaja
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