miércoles, 16 de abril de 2008

Recuerdame

A la vera del hogar te abracé,
te sentí por un momento mía,
ese mismo instante empecé
a creer que no te tenía.
Que eran falsas tus palabras,
que no eran mías las caricias,
de cuando en cuando me dabas,
y provocaban mis sonrisas.
Las llamas calentaban nuestros
cuerpos desnudos y avergonzados,
exhaustos por los esfuerzos
tan solo nos abrazábamos.
¿Lo darías todo por mi?
me preguntaron tus labios,
y como yo no se mentir,
acaricié tu pelo con mis manos,
sonreí y abrí de par en par mi corazón,
y te conté para no ser despiadado,
que sin saber por que razón
lo haría sin haberlo dudado,
Pero que era más fácil decirlo
en frío, a solas, sin testigos,
que sin dudar hacerlo.

Ha pasado el tiempo
y desde entonces he aprendido,
que ser franco y sincero,
no siempre es el camino.
Sin duda todo lo hubiera dado
y lo daría de nuevo
por tenerte aquí a mi lado,
por poder entrar en tu juego.
Aprendí también a juzgar
sin mas dureza que la necesaria,
a quien no se atreve a arriesgar
lo que yo si arriesgaría.
Algún día llegará el final
de esta larga penitencia,
olvidaría las otras de cal
y en las de arena me centraría.
Sigo soñando contigo cada noche,
lo negaré ante dios y los hombres,
y aunque parezca que lo derroche,
no es escaso lo que es de pobres.
Dicen que las abejas
cuando recogen polen,
prefieren las flores
mas lejanas y bellas.
Recogen lo necesario
hasta encontrar la suya.
Como una grulla
con su vuelo cansino,
que busca otros lugares
donde pasar ese invierno,
lejos de glaciares,
en las puertas de averno.

Te amaré siempre
como aquel día,
como entonces recordaré
como sonreía,
Fui feliz por un momento
y eso, eso
siempre lo consiento.



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