jueves, 21 de febrero de 2008

Amor en la Alhambra

Paseando por la alhambra
descubrí el amor verdadero,
nunca lo eché en falta,
y ahora, cuando no lo veo,
quiero volver a Granada
a encontrar lo que deseo.
Cada vez que vuelvo allí
aunque solo sea un sueño,
entiendo más que Boabdil,
al dejar de ser su dueño
llorara como yo cuando me fui,
a mi retiro alpujarreño.
Todavía hoy recuerdo
el suave rumor del agua,
el aire moviéndote el pelo,
mi deseo preso en su jaula
esperando atar tu pañuelo
en la punta de mi lanza.
Desde lo alto de la Alcazaba
veo el Albaicin y el sacromonte,
te imagino romántica y callada,
Oteando el horizonte.
El viento te da en la cara
y en tu ilusión te escondes.
Me imagino de tu mano
paseando por los jardines
del Generalife moro,
los palacios nazaríes,
pidiendo ser besado
por esos labios cómplices.
Esa foto que tomé
bajo el ciprés de la sultana,
Me recuerda a quien amé
sin que se sintiera amada.
Por ella todo lo daré
como en los cuentos de hadas.
Al atardecer veo caer
el sol detrás de Granada,
con el mismo deseo de Ayer,
recuperar mi alma robada
cautiva por una mujer,
a mi corazón atada.
Y nunca conocerán estas tierras,
felicidad mayor que la mía
que no habrá batallas ni guerras
que puedan traerme de Utopía
hasta estas sierras
de la alpujarra granadina.
Y contarán leyendas
sobre el amor que te di,
historias de princesas
que no se vendían por un maravedí,
de príncipes que eran
de cualquier color menos añil.
Pero tu y yo guardaremos
en nuestros corazones,
los momentos que pasamos
en el patio de los leones,
las risas que acallamos...
... y también los amores.

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