Era un hombre de sombrero y gabán
de aquellos que, ya apenas quedan.
De aquellos que dejan pasar primero
a las damas, como ven un caballero.
De aspecto duro, con el ceño fruncido,
nunca persona más fiel he conocido.
Los ojos y el pelo como el tizón,
Tez morena abrasada por sol
del patio de una cárcel gris,
donde pagó por un desliz.
Pero eso es ya pasado
y como tal atrás a quedado.
Espera paciente en la pared apoyado,
mientras ve ascender el hilo de humo
que entre sus dientes se ha escapado.
por su frío comportamiento presumo,
que su trabajo no es del todo legal,
su licencia de detective le alimenta,
conocedor del lumpen social,
se encarga de acciones fraudulentas.
Cuando alguien no quiere pagar
las deudas que en juegos a generado,
solo le tienen que llamar
y al momento ya está cobrado.
Un par de dientes rotos enseña
una sonrisa picara y perversa,
que dice que no tiene dueña
aunque alguna ya persevera.
Amigo y protector de hombre
que le han dado su palabra,
y no hay nadie quien compre
la lealtad entonces jurada.
Pero el lado mas oscuro
lo da a quien le traiciona,
se queda sin futuro
y a su forma alecciona.
Más de una oportunidad concede
a quien compasión solicita
Así es el hombre del gabán
que cada noche frente a mi casa,
espera como un Donjuán
al que su alma abrasa.
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